“Ante la Incertidumbre de los Resultados; la Seguridad se Establece por los Valores”
Por: Miguel A. Arrieta Morales Ph.D.
Analista de Decisiones
En los breves artículos anteriores me he referido a temas relacionados a hábitos y valores; hábitos de bien, virtudes, y valores orientados por fines permanentes. En esta ocasión analizaremos un tema más común, menos flamante, pero no por ello menos importante ante los tiempos actuales.
Inicio en el estudio de Ética Aplicada como resultado en la inmersión del campo de la Toma de Decisiones. El Análisis en la Toma de Decisiones, el valor de esta herramienta consiste en proveer un modelo para el manejo de información para lograr fines. Ante la incertidumbre, el modelo decisional es un patrón que, en sus diferentes etapas, el decidor organiza la información. La información hace referencia a las alternativas y las consecuencias, identificar y aplicar los criterios, de evaluación, establecer metas, beneficios y costos, asignación de los recursos y medios, conocimientos etc… Un proceso de varias etapas que asiste al decidor en maximizar la información en cada una minimizando los riesgos. Ahora bien, éticamente hablando es un proceso neutral, no dice cuáles fines a perseguir, menos aún sobre la bondad de los mismos. Los nazis, por ejemplo, aplicaron muy bien procesos decisionales eficientes para sus fines de exterminio.
La primera etapa del proceso, la más importante y delicada, consiste en definir la situación, se establece qué se persigue y por qué es importante, qué tomar en cuenta para delinear la situación. La voluntad de los implicados se desprende en compartir la relevancia de los fines. Entonces, en esta primera fase hay una primera decisión, en un “nivel más arriba”. El interés y compromiso de perseguir metas sostenibles y permanentes, justifica recurrir al campo de la ética, fundamentar con argumentos los fines y los criterios. Un proceso decisional, por más eficiente y técnico que sea, no justifica el por qué perseguir tales o cuales fines.
El salvavidas, literalmente hablando, es el campo ético, Ética Aplicada al Proceso Decisional. El inicio, en el manejo de riesgo de las decisiones, consiste en justificar los fines para dar cuenta de ellos. Las consecuencias nunca están seguras, por lo que se debe comenzar con el establecimiento de fines y criterios que trasciendan la seguridad en los resultados. Posiblemente las expectativas pueden que no se alcancen, pero las personas dan cuenta¹ de los fines que justifican la voluntad para actuar. El éxito no se define solo por los resultados, en los cuales inciden variables que no se tiene control, sino por definir qué es lo importante a perseguir.
Aplicada a la situación apremiante de la pandemia, ¿cuáles fines se deben perseguir?: Éticamente se justifica los que están relacionados en mantener la vida. Quedan subordinados otros fines como: los económicos, relaciones sociales, comodidades, costumbres y hábitos y otras metas orientadas por gratificaciones inmediatas, menos aún tomarlo como “pausa vacacional”. Aristóteles nos orienta que la felicidad se conjuga en la excelencia. Cabe preguntarse si los fines y metas particulares que se persiguen contribuyen a fomentar la misma. Si los medios, procesos, convivencia y servicios proveen obtener lo mejor. O acaso hay espacio para examinar patrones y fines que poco aportan.
Pero que, en estado de emergencia, aún estos fines de revisión de acciones para la aspiración a la felicidad, exige hacer un detente; el tiempo y otros recursos que dediquemos a deliberar debe ser asignado para salir de la emergencia. Todo queda relegado a los fines relacionados con la protección de la vida; sin vida no hay excelencia, ni economía, ni nada más que buscar. Lo primero, primero.
- Dar cuenta es sinónimo de asumir responsabilidad; piedra angular de Toma de Decisiones. El campo de la ética provee los análisis para la argumentación de las posturas asumidas.